¿Un infanticidio no es importante?

-Derechos Humanos bajo asedio en Puebla

¿Eres padre de familia o madre de familia? Yo soy madre de tres hermosas hijas, que llenan de amor, orgullo e ilusión mi vida.

Aún recuerdo la primera vez que vi a cada una de ellas.

Como padres podemos recordar sus cuerpecitos frágiles, sus manitas, su suave respiración y aún nos emocionamos al recordar la sensación de sus latidos cuando los recostábamos sobre nuestro pecho.

¿Recuerdas cómo los cuidabas y no querías que logo malo les pasase? ¿Podrías imaginar
que alguien le hiciese daño?

¿Qué harías si alguien le hubiera arrebatado la vida a tus hijos?

¿Crees que la vida de un solo niño o niña no es importante?

Pues bien, el 11 de enero de este año, un bebé de algunas semanas de nacido fue
encontrado en el penal San Miguel en Puebla en un contenedor de basura, sin vida y con una
herida en su abdomen.

Las indagatorias apuntan a que el bebé fue introducido al penal con
drogas en su interior.

Aún se discute si estaba vivo o muerto cuando fue introducido.

¿Te imaginas a un ser inocente usado como una bolsa para transportar estupefacientes? Ante un
hecho tan aberrante que se ha tratado de minimizar a toda costa, se pidió la intervención de la
Comisión Nacional de Derechos Humanos, lo cual, según Comisión de Derechos Humanos de
Puebla no procede, debido a que el lugar en el que se dieron los hechos es un centro penal estatal y no del fuero federal, además de otros motivos que expondré más adelante.

Después de días de discusiones y de publicaciones de comunicados, la CNDH decidió no
involucrarse en el tema, siguiendo las indicaciones de la CDH de Puebla.

De esta manera, este caso tan terrible quedará en manos de una institución que inició las investigaciones de manera tardía y que, según su comunicado del 18 de enero, considera que un infanticidio cometido con el presunto fin de introducir estupefacientes en un penal no es un hecho que “por su naturaleza trasciende el interés de la entidad federativa” y que el asunto no resulta “de especial gravedad”.

Aunque es necesario recordar que si hubo tráfico de drogas, el caso cobraría un carácter de delito federal, abriendo una posibilidad a la intervención de la CNDH.

¿Es en serio que los Derechos Humanos de los habitantes de Puebla están en manos de
gente con tal grado de indolencia? Más que indolencia, la gestión criminal de un infanticidio,
que podría sentar una precedente para que un hecho tan atroz sea considerado como algo no
grave, ni trascendental; máxime cuando el mismo Gobernador de Puebla ha aceptado en
entrevistas, al alcance de todas las personas, que en los penales se dan múltiples delitos al amparo de las autoridades.

La ciudadanía tiene todo el derecho de desconfiar de una institución que desde hace años
se ha caracterizado por su inoperancia, por un número mínimo de recomendaciones y ahora
porque demuestra tener más interés por evitar la injerencia de la CNDH que por dar a conocer a
la ciudadanía sobre los hechos que rodean este infanticidio y asegurarse de que en este momento estén siendo procesados todos los responsables de este hecho. Porque ya deberían saber quiénes dieron acceso a la persona que introdujo al bebé, hay cámaras, hay registros. Ya deberían saber quiénes estuvieron detrás de todo esto.

No es posible que dentro de un penal aparezca un bebé muerto y aún no se comunique sobre funcionarios separados de su cargo y procesados.

En otras latitudes una situación así hubiera significado un escándalo mediático y la renuncia inmediata del responsable del penal.

Aquí reina la impunidad. A estas alturas no se ha removido a nadie de su
cargo y el Gobernador se limita a reconocer la corrupción de las cárceles, sin hacer nada por
resolver esta situación de tajo.

Y por otra parte, la CDH Puebla ha gastado más energía en evitar
a toda costa la intervención de la CNDH que en intervenir en todo esto.

¿En serio ellos protegen nuestros Derechos Humanos? También me niego a creer que la ciudadanía no esté en este momento clamando para que se esclarezcan estos hechos y que todos los implicados caigan y reciban el castigo que merecen.

Este caso no puede quedar impune, debemos llegar hasta las últimas consecuencias. Los penales
deben ser reformados desde sus bases, deben ser depurados de toda la corrupción que los han
convertido en lugares donde actos tan atroces como este son vistos como algo “no grave” y “no
de importancia”.

Este bebé merece justicia. ¿No pedirías tú lo mismo si fuera tu hijo o hija?

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