¿Y si fuera tu hija?

La pregunta es incómoda, pero necesaria. ¿Y si fuera tu hija la que desaparece saliendo de
la escuela? ¿Y si fuera tu hermana la que denuncia a su agresor y termina asesinada tres
días después? ¿Y si fuera tu madre la que cada noche duerme con miedo porque el tipo
que la golpeó sigue libre? En México, la respuesta suele ser la misma: “No pasa nada”.

Han pasado casi dos décadas desde que el país firmó leyes, protocolos y tratados
internacionales para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia. Y, sin embargo, la
realidad no cambia: nos matan, nos desaparecen y luego nos culpan por no haber sido
“cuidadosas”.

En 2024, se registraron 797 feminicidios en el país, según el Secretariado Ejecutivo del
Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Esto significa que, en promedio, más de
dos mujeres fueron asesinadas cada día por razones de género. Además, se reportaron
3,395 homicidios dolosos de mujeres, de los cuales solo el 23.5% fueron investigados
como feminicidios.

La estrategia nacional para erradicar la violencia de género está rota porque no se ejecuta
desde la raíz, porque sigue descansando en buenas intenciones y no en acciones
contundentes. ¿De qué sirve una ley si el Ministerio Público no cree en el testimonio de
una mujer? ¿De qué sirve un refugio si el presupuesto no alcanza ni para comida?

Los números ya no escandalizan. Lo verdaderamente escandaloso es la normalización:
más de 26,700 mujeres y niñas están desaparecidas en México.  Niñas abusadas por sus
familiares, adolescentes que desaparecen y nunca regresan. ¿Y qué hace el Estado? Lo
que puede, que tristemente no es mucho.

Y no, no es que no haya recursos, sino que no hay prioridades. Porque mientras se siguen
repartiendo millones en programas clientelares, los centros de justicia para mujeres no
tienen personal capacitado, las líneas de ayuda se saturan, y las órdenes de protección,
cuando se emiten, llegan tarde. A veces, después de que ya ocurrió el feminicidio.

Pero la violencia no empieza con un golpe, sino mucho antes: con un chiste misógino en la
cena familiar, con la niña que recibe una muñeca y el niño un balón, con la escuela que no
habla de consentimiento ni de igualdad. Por eso, la prevención no puede seguir siendo un
cartel pegado en una oficina de gobierno. Tiene que ser política pública transversal, con
perspectiva de género, en serio.

Este país necesita hablar, gritar y actuar. Desde las casas, las aulas, los medios, los
gobiernos. Porque no es un “tema de mujeres”, sino un tema de justicia, de humanidad. Y
porque, si seguimos esperando

https://poderdelanoticia.com/las-mujeres-en-la-iglesia-catolica/

Síguenos en nuestras redes sociales:

Instagram: https://www.instagram.com/podernoticiapue/

TikTok: https://www.tiktok.com/@podernoticiapue

X: (14) Poder Noticia (@PoderNoticiaPue) / X (twitter.com)

Facebook: (6) Facebook                     

YouTube: http://www.youtube.com/@PoderNoticiaPue

También te podría gustar...